PURIFICACIÓN O PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO
“Simeón tomó al niño en sus brazos, y bendiciendo a Dios, dijo: Ahora Señor puedes dejar ir a tu siervo en paz, según tu palabra; porque han visto mis ojos tu salud. Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él”. (Lucas 2, 22 – 38)
María y José han atacado la ley, según la cual toda madre judía de un varón hebreo tenía que presentarse cuarenta días después de su nacimiento para su purificación legal; el primogénito tenía que ser presentado en esa misma ocasión. Con esta presentación nuestro Señor Jesús continuaba mostrándose en su pobreza: “Siendo rico, se hizo pobre por amor nuestro, para que vosotros fuéseis ricos por su pobreza”. Y es por su pobreza, que se nos obtiene la salvación, al entregar su Cuerpo y derramar su Sangre en la Cruz. Este Sacrificio Santo es la muestra del Amor, la Bondad y la Misericordia de Dios para nosotros.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, preséntanos a Jesús, preséntanos su Rostro Divino y enséñanos a caminar junto a Él, a serle fiel, a abrirle la puerta de nuestro corazón e invitarlo a cenar con nosotros. Amén |