![]() ¿Kilometraje hacia dónde? Hacia la SANTIDAD. A veces nos interiorizamos en nuestras obras, que ahí nos quedamos, pensando en que estamos haciendo lo que debemos hacer por el prójimo y con eso basta pues es lo que manda Cristo. Y quiero recordar la famosa fábula del cuervo y del zorro, para aquello que se les olvidó dice así: Con sus negros y legañosos ojos, el cuervo observaba al zorro que se hallaba en el suelo, allá abajo. Lo miró saltar una y otra vez al árbol en que él estaba posado, chillando desaforadamente. Los demás cuervos graznaban alarmados, desde las ramas altas, hasta que aquel clamoreo llenó los aires. Pero el cuervo negro callaba, porque sujetaba con fuerza en su pico un gran trozo de queso amarillo. Cuando el astuto zorro comprendió, por fin, que no podría alcanzar el queso del cuervo, trató de obtenerlo de algún otro modo. -¡Mi querido, mi queridísimo cuervo! -le dijo suavemente-. ¡Oh beldad del bosque! ¡Tu fuerza es mayor que la del águila de anchas alas, tu vuelo tiene más gracia que el de la golondrina, tu reluciente plumaje negro brilla más que el del pavo real! ¡Lástima que, aunque tienes todos esos dones, la naturaleza se haya negado a darte una voz! Los negros ojos del cuervo habían centelleado de alegría ante la adulación del zorro, pero sus últimas palabras lo irritaron. ¿Qué quería decir al afirmar que no tenía voz? -Quizá esto último sea falso -dijo el zorro en tono amistoso-. Puede ser que el envidioso ruiseñor haya difundido esa mentira para desterrar del bosque la única voz que puede superar a la suya en belleza. Ojalá quisieras cantar, aunque sólo fuese unas pocas notas, hermoso cuervo, que me permitieran oir la música de tu canción. E hizo chasquear sus labios, como un anticipo del deleite que iba a sentir. La exhortación del taimado zorro resultó demasiado fuerte para la vanidad del cuervo. Graznó sonoramente, el trozo de queso se le cayó del pico, y el zorro lo atrapó y se fue con él. -Si tu sentido común hubiese sido la mitad de grande que tu vanidad, tendrías aún tu queso -dijo el viejo cuervo negro que encabezaba la bandada. ¿Qué tiene que ver esta fábula con nuestra vida espiritual?, pues mucho aunque no lo crean, pues el cuervo somos cada uno de nosotros, el zorro es el enemigo de nuestra alma y el queso es precisamente nuestra alma. Esa alma que olvidamos cuando nos ocupamos en obras exteriores, pues pensamos que eso es lo que debe hacer un buen católico y olvidamos nuestra vida espiritual, dejando a nuestra alma totalmente desarmada ante el enemigo, que sucumba fácilmente ante el pecado, recordemos lo que nos dijo el Señor, en Mateo 10,24-33 …”no tengan miedo al que puede dañar el cuerpo, más bien tengan miedo a los que pueden hacer perder su alma”. Y es aquí donde aplico la enseñanza de la fábula, pues mientras estamos montados en el árbol de la vanidad, pensando y soñando en el lugar que ocuparemos al lado del Señor, por las inagotables obras exteriores y las incansables jornadas de evangelización que hacemos, que nos llenamos con la adulación que el enemigo coloca en boca de personas que nos rodean, alabándonos por nuestra bondad y gran generosidad, nos dicen tantas palabras bonitas que terminamos soltando el queso y creyéndonos santos, tan santos que sin la más ligera compasión nos dedicamos a juzgar al que peca, como si nunca nos fuera a tocar a nosotros, nos dedicamos a señalar y a realizar obras para que nos sigan llegando palabras hermosas a nuestro oído y se nos olvida que la gloria es sólo para Dios. Contradictoriamente el enemigo nos hace pecar haciéndonos creer que ya alcanzamos el máximo de bondad y que somos realmente tan buenos como Jesús. ¿Y por qué se da lo anterior? Pues simple, porque las incansables ocupaciones que tenemos en la realización de obras exteriores, nos quita el tiempo que debemos tener para ORAR. Se nos olvida ese pequeño detalle, llegamos tan cansados o terminamos tan tarde que nunca hay tiempo para dedicarle al Señor, siendo que fue precisamente Cristo quien nos enseñó que solos jamás alcanzaremos la santidad, pues necesitamos de ese Padre amoroso y bondadoso que a través de su gracia nos hace mover hacia el bien. Jesús dedicaba horas para la oración, generalmente siempre lo hacía de madrugaba, los evangelios Mc 1,35, Lc 9,28 entre otros dicen “ y se marchó aparte a orar…”. Él siendo Divino, necesitaba del Padre para hacer su voluntad, nosotros sin embargo creemos que solos podemos hacer el bien. San Pablo en la Carta a los Colosenses nos dice algo interesante; Col 3, 9-10 “ No se mientan unos a otros; ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus vicios, y se revistieron del hombre nuevo que no cesa de renovarse a la imagen de su creador, hasta alcanzar el perfecto conocimiento.” Pues bien analicemos el texto: La primera parte nos habla del ese hombre viejo al cual renunciamos y dejamos atrás sus vicios, por el poder de Dios a través de su Hijo Jesucristo. Eso quiere decir que toda obra que incite al pecado es un retroceso que tiene mi alma, y todas esas situaciones de señalamiento, crítica y juicio a mi prójimo, me tienen atrapado en el pecado, pues me creo Dios para hacerlo y eso va en contra del primer mandamiento. Estamos bajo un pecado mortal y fíjese no nos damos cuenta, pues nos falta humildad, para saber que necesitamos orar, necesitamos estar en permanente comunicación con el Señor, para que toda obra que yo haga y toda palabra que salga de mi boca, sea para la gloria de Jesucristo Nuestro Señor. La segunda parte: No cesar de renovarnos a la imagen de nuestro creador, y quien es nuestro creador, pues Dios. Y como es Dios? Es SANTO, Él es Santo y quiere que nosotros seamos santos, hermanos estamos en una guerra en la cual el premio es “El Reino de Dios”, “La Jerusalén Celestial” que alcanzaremos por medio de la santidad adquirida aquí en este valle de lágrimas, como es la tierra. En esta guerra cada día se libra un batalla, que es parecernos ese día a nuestro Señor, es una pelea incesante que vivimos todos los días entre nuestra carne y nuestra alma, que hay que hacer entonces para saber si ganamos o no la batalla; les daré 3 actos que se deben de hacer diariamente:
Y la última parte, “Hasta alcanzar el perfecto conocimiento” en otras Biblias dirá “el verdadero conocimiento”, pero qué es esto? Bueno fue algo que alcanzaron los Santos e hizo de ellos personas indisolubles con Cristo, y fue determinante en ellos 5 aspectos a saber:
Últimamente muchos aman más su cuerpo que su alma y pasan horas en Spas e invierten una gran cantidad de dinero para evitar que la vejez llegue y resulta que eso es inevitable y lo más triste es que mientras su cuerpo está hermoso y lleno de silicona y la carne estirada, en el momento de la muerte la corrupción acaba con todo, mientras el alma llega totalmente descuidada, sucia y mal oliente ante el Señor.
Con todo lo anterior hermanos solo quedan dos preguntas: estás en la carrera hacia Cristo? Y cómo va tu kilometraje? Te falta mucho o de repente te diste cuenta que ni siquiera habías salido. Y recuerden no hay nada imposible para Dios, somos sus hijos, Él nos dará todo aquello que necesitemos para ganar esta guerra. Dios les bendiga! Eucaris Causil
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