¿Qué es?
El escapulario del Carmen es el signo
externo de devoción mariana, que consiste en la consagración a la Santísima Virgen
María por la inscripción en la orden Carmelitana, en la esperanza de su
protección maternal.
El distintivo externo de esta inscripción o
consagración es el pequeño escapulario marrón por todos, conocido.
El escapulario del Carmen es un sacramental,
es decir, según el Concilio Vaticano II, “un signo sagrado según el modelo de
los sacramentos, por medio del cual se significan efectos sobre todo
espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia” (S.C. 60).
La Gran Promesa”
En un momento de gran aflicción para la Orden del Carmen, San Simón
Stock suplicó a la Madre
de Dios que le diese una señal de Su protección. Y el día 16 de julio de 1251 la Santísima Virgen
se le apareció con el Niño Jesús y le presentó un Escapulario, prometiéndole
que todos los que con él muriesen no padecerían el fuego eterno. “Es, pues,
una señal de salvación, salvaguardia en los peligros, alianza de paz y de
protección sempiterna”, dijo la
Madre de Dios.
El sentido de esta promesa es que la
persona que muere con el Escapulario recibirá de la Virgen María, a la
hora de la muerte la gracia de la perseverancia en el estado de justicia si
está en él, o, en caso contrario, la gracia de la conversión y de la
perseverancia final.
Esta “gran promesa” es válida no sólo para
los religiosos que mueren con el Escapulario largo, sino también para los
fieles que lleven el Escapulario pequeño o la medalla – escapulario.
El
Privilegio Sabatino
La predilección de María Santísima por el
Carmen fue confirmada de modo aún más maternal en el siglo siguiente, cuando se
apareció al futuro Papa Juan XXII, entonces cardenal, en Avignon, Francia. Allí
le prometió una especial asistencia para los que llevasen el Escapulario del
Carmen, diciendo que los libraría del Purgatorio el primer sábado después de su
muerte.
Para gozar de los privilegios del escapulario es necesario:
1) Haber recibido debidamente el Escapulario, es
decir, impuesto por un sacerdote con poder para tal (actualmente cualquier
sacerdote con uso legítimo de órdenes tiene ese poder).
2) Que el Escapulario sea como prescribe la Iglesia, es decir, hecho
con dos pedazos de lana (y no de otro material) unidos entre sí por cordones,
de forma cuadrangular o rectangular y de color marrón.
3) Que una parte caiga sobre el pecho y otra sobre la
espalda.
4) Guardar la castidad cada uno según su estado
(perfecta para los solteros y matrimonial para los casados).
5) Rezar las oraciones prescriptas por el sacerdote
que lo impuso.
Protección maternal
Por su profundo simbolismo mariano, por los
grandes privilegios y por el gran amor y privilegiada asistencia, que ha
manifestado a través de los siglos la Santísima Virgen
del Carmen a quienes vistan devotamente su escapulario, es por lo que tan
prodigiosamente se ha extendido por doquier esta piadosa devoción de vestir el
escapulario.
He
aquí las razones del valor espiritual de la devoción del santo escapulario:
“Sobre todo por su rico simbolismo: ser hijo
de María, ver en él todas las virtudes de María, ser símbolo de nuestra
consagración filial a la
Madre Amable. Por morir en gracia de Dios, quien lo vista
piadosamente. Porque saldrá del Purgatorio cuanto antes quien muera devotamente
con él. Por llegar su protección a todos los momentos de la vida, a la muerte y
aún más allá. “En la vida protejo; en la muerte ayudo, después de la muerte
salvo”, son sus credenciales por los innumerables prodigios que ha obrado. Por
las relaciones con sus apariciones más recientes en Lourdes y Fátima. Por las
muchas indulgencias que disfrutan quienes visten este escapulario”.
Al vestir el escapulario, y durante toda la
vida, es muy importante que sepamos apreciar su profundo y rico significado,
como pertenencia a una Orden, a la del Carmen, con obligación de vivir según su
rica espiritualidad y su propio carisma. Quien viste el escapulario debe
procurar tener siempre presente a la Santísima Virgen
y tratar de copiar sus virtudes, su vida y obrar como Ella, María, obró, según
sus palabras: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
"Además de la gran promesa de
preservar del infierno, del singular privilegio Sabatino y del honroso título
de Hermanos de la Virgen
[los frailes del Carmen son llamados 'Hermanos de la Bienaventurada Virgen
María del Monte Carmelo'] y de la salvación en los peligros, así como de
gran número de indulgencias, los que visten el Escapulario del carmen gozan de
la participación en todas las obras buenas que se practican en toda la Orden del Carmen. Esto
quiere decir que en la Orden
del Carmen todo lo que cae bajo el común denominador de "buenas
obras" -como virtudes, satisfacciones, Misas, oraciones, predicaciones,
ayunos, disciplinas, inmolaciones, frutos de las Misiones, práctica de los
votos, austeridad de la vida del claustro, efectos saludables del apostolado de
la devoción a la Virgen
del Carmen y a su santo Escapulario, etc.- forma un acervo común o un capital
social que se reparte entre todos y cada uno de los miembros que, sea por
profesión (religiosa) o en virtud del privilegio de la agregación, pertenecen a
dicha Orden de la Virgen
del Carmen".
El escapulario del Carmen es un MEMORIAL de
todas las virtudes de María. Así lo recordaba a todos: religiosos, terciarios y
cofrades, “que forman, por un especial vínculo de amor, una misma familia de la Santísima Madre”,
el Papa Pío XII, el 11 de febrero de 1950:
“Reconozcan en este memorial de la Virgen un espejo de
humildad y castidad. Vean, en la forma sencilla de su hechura, un compendio de
modestia y candor. Vean, sobre todo, en esta librea, que visten día y noche,
significada, con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el
auxilio divino. Reconozcan, por fin, en ella su consagración al Sacratísimo
Corazón de la Virgen
Inmaculada, por Nos. recientemente recomendada”.
Indulgencias
He aquí las indulgencias
plenarias y parciales para los que visten el escapulario:
A) Indulgencias plenarias: 1. El día que se
viste el escapulario y el que es inscrito en la Tercera Orden o
Cofradía. 2. En las fiestas: de la Virgen del Carmen (16 de julio), de San Simón
Stock (16 de mayo), de San Elías profeta (20 de julio), de Santa Teresa de
Jesús (15 de octubre), de Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre), de San
Juan de la Cruz
(14 de diciembre), y de todos los Santos Carmelitas (1 de noviembre)
B) Indulgencia parcial: se gana indulgencia
parcial por usar piadosamente el Santo Escapulario. Se puede ganar no sólo por
besarlo, sino por cualquier otro acto de afecto y devoción. Y no sólo al
escapulario, sino también a la medalla – escapulario.
Recomendación pontificia
Desde el siglo XVI –que es cuando se extiende
por toda la cristiandad el uso del escapulario del Carmen– casi todos los papas
lo han vestido y propagado. Baste recordar aquí que Pablo VI, tratando de las
líneas señaladas por el Vaticano II, dijo: “Creemos que entre estas formas de
piedad mariana deben contarse expresamente el rosario y el uso devoto del
ESCAPULARIO DEL CARMEN”. Y añade, tomando las afirmaciones de Pío XII: “Esta
última práctica, por su misma sencillez y adaptación a cualquier mentalidad, ha
conseguido amplia difusión entre los fieles con inmenso fruto espiritual”. Juan
Pablo II, que es terciario carmelita, ha recordado en diversas ocasiones que
viste con devoción, desde niño, el escapulario del Carmen.
La fiesta de la Virgen del Carmen – 16 de
julio – está entre las fiestas “que hoy, por la difusión alcanzada, pueden
considerarse verdaderamente eclesiales” (M.C. 8).
Objetivo principal
María será siempre camino para llegar a
Jesús. Entre las devociones que los cristianos dedican a honrar a María –decía Pío
XII el 11 de febrero de 1950– “debe colocarse, ante todo, la devoción del
escapulario de los carmelitas”.
Por ello recomendamos vivamente que se lleve
día y noche el escapulario – vestido de María – pero su uso permanente no es
indispensable para ganar las indulgencias.
El escapulario de tela que se recomienda por
simbolizar mejor el vestido y consagración a María puede ser sustituido por la
medalla – escapulario.
Quien viste el escapulario del Carmen debe
distinguirse por una profunda, sincera y filial devoción a la Santísima Virgen,
esforzándose siempre por conocer, amar, imitar e irradiar a María, ya que la Orden del Carmen – a la que
pertenece por vestir su hábito – tiene como finalidad vivir su vida y extender
su culto. El título oficial de los Carmelitas es éste: HERMANOS DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN
MARÍA DEL MONTE CARMELO.
Mi lema
Todo esto debe animar a los cristianos a
vestir con devoción el escapulario de la Virgen María que
tantos prodigios ha obrado a través de los siglos y que me promete una ayuda
especial y protección maternal de parte de María. Éste será el ideal o lema que
se procurará vivir a toda costa:
“Que MI ESCAPULARIO me acompañe siempre. Que
en él vea siempre a mi Madre Celestial. Que al besarlo lo haga con amor de hijo
y como promesa de amarle más y servirle mejor. Que su recuerdo y su presencia
en mi pecho me anime a serle más fiel a su Hijo y a Ella. Que en él vea
grabadas todas las virtudes de mi celeste Madre y trate de vivirlas. Que su
constante presencia sobre mi corazón me ayude a evitar el pecado y a practicar
la virtud. Que su recuerdo nunca permita que me olvide de Ella y así puedo
estar seguro que Ella no me abandonará”.
Actualidad de esta devoción
La misma Virgen María insistió en su
necesidad para los tiempos actuales. La impresionante secuencia de grandes
apariciones marianas que comenzó a partir del siglo XIX, en un llamado
acuciante para pedir la conversión y penitencia del mundo cada vez más pecador,
presenta un discreto y constante vínculo con esta devoción que remonta a la Edad Media.
En efecto, en Lourdes, la última aparición a
Santa Bernardita tuvo lugar el 16 de julio de 1858, fiesta litúrgica de Nuestra
Señora del Carmen y aniversario de la entrega del Escapulario a San Simón
Stock. Y en Fátima, en la sexta aparición, durante la cual se produjo el
milagro del sol para probar su autenticidad, la Virgen quiso aparecer a los
tres videntes -Lucía, Jacinta y Francisco- bajo la advocación del Carmen, con
el Niño Jesús en los brazos y el Escapulario.
A este propósito, la Hermana Lucía, en
una entrevista concedida el 15 de Agosto de 1950 al R. P. Howard Rafferty,
O.C.D., confirmó esa visión y que la
Virgen quería que el Escapulario fuera tomado como parte del
mensaje, añadiendo: "ahora el Santo Padre lo ha afirmado así al mundo
entero, diciendo que el Escapulario es signo de consagración al Inmaculado Corazón. (...). El Rosario y el Escapulario son
inseparables"
Al sernos impuesto el Escapulario nos
consagramos a la Virgen
y elegimos, así, "el camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar
a la unión con Nuestro Señor, que es en lo que consiste la perfección del
cristiano".
Así lo
practicaron y enseñaron los santos, particularmente San Luis María Grignion de
Montfort, y lo expresó Ella misma en Fátima. Y a través de la voz de sus
pastores, la Iglesia
lo reafirma, como lo hizo recientemente Juan Pablo II recordando a Pío XII: "la
forma más auténtica de devoción a la Virgen Santísima,
expresada mediante el humilde signo del Escapulario, es la consagración a su Corazón Inmaculado".
El
valor y el sentido del Escapulario
El
Escapulario hunde sus raíces en la tradición de la Orden, que lo
ha interpretado como signo de protección materna de María. Tiene, en sí
mismo, a partir
de esa experiencia plurisecular, un sentido espiritual aprobado por la
Iglesia.
Representa
el compromiso de seguir a Jesús, como María, el modelo
perfecto de todo discípulo de Cristo. Este compromiso tiene su origen en
el bautismo que
nos transforma en hijos de Dios.
La
Virgen nos enseña a:
- Vivir abiertos a Dios y a su voluntad, manifestada en los
acontecimientos de la vida.
- Escuchar la Palabra de Dios en la Biblia y en la vida, a creer en
ella y a poner en
práctica sus exigencias
- Orar en todo momento, descubriendo a Dios presente en todas las
circunstancias
- Vivir cercanos a las necesidades de nuestros hermanos y a
solidarizarnos con ellos.
Introduce
en la fraternidad del Carmelo, comunidad de religiosos y
religiosas, presentes en la Iglesia desde hace más de ocho siglos, y
compromete a vivir
el ideal de esta familia religiosa: la amistad íntima con Dios en la
oración.
Coloca
delante el ejemplo de los santos y santas del Carmelo, con los
que se establece una relación familiar de hermanos y hermanas.
Expresa la
fe en el encuentro con Dios en la vida eterna, mediante la
ayuda de la intercesión y protección de María.
Fórmula
Breve para la imposición del escapulario
Recibe
este Escapulario, signo de una relación especial con María, la
Madre de Jesús, a quien te comprometes a imitar. Que este Escapulario te
recuerde tu
dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la
imitación de
María.
Llévalo
como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a
la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a
empeñarte en el
trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de
fraternidad, justicia y
paz.
El
Escapulario del Carmen NO ES:
Un signo
protector mágico
Una
garantía automática de salvación.
Una
dispensa de vivir las exigencias de la vida cristiana.
ES UN
SIGNO:
Aprobado
por la Iglesia desde hace siete siglos.
Que
representa el compromiso de seguir a Jesús como María:
- Abiertos a Dios y a su
voluntad.
- Guiados por la fe, la esperanza y el amor.
- Cercanos a las necesidades de los demás.
- Orando en todo momento y descubriendo a Dios presente en todas las
circunstancias.
Que
introduce en la familia del Carmelo
Que
aumenta la esperanza del encuentro con Dios en la vida eterna con
la ayuda de la protección e intercesión de María.
Fuente: Webcatolicojavier
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