EXTRACTOS DEL CAPÍTULO 4:
¿POR QUÉ Y PARA QUÉ REZAR POR LAS ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO?
Ahora, qué puede estar más urgido de caridad que las almas del Purgatorio? Qué hambre
o sed o sufrimiento en esta Tierra puede compararse con sus mas terribles
sufrimientos? Ni el pobre, ni el enfermo, ni el sufriente que vemos a nuestro
alrededor necesitan de tal urgente socorro. Aún encontramos gente de buen
corazón que se interesa en los sufrientes de esta vida, pero, escasamente
encontramos a gente que trabaja por las Almas del Purgatorio!
Y quién puede necesitarnos más? Entre ellos, además, pueden estar nuestras
madres, nuestros padres, amigos y seres queridos.
DIOS DESEA QUE LAS
AYUDEMOS.
Ellas son los
amigos más queridos. El desea ayudarlos; El desea mucho tenerlos cerca de Él en
el Cielo. Ellas nunca más lo ofenderán, y están destinadas a estar con Él por
toda la Eternidad. Verdad, la Justicia de Dios demanda expiación por los
pecados, pero por una asombrosa dispensación de Su Providencia El pone en
nuestras manos la posibilidad de asistirlos, El nos da el poder de aliviarlas y
aún de liberarlas. Nada le place mas a Dios que les ayudemos. El está tan
agradecido como si le ayudáramos a El.
NUESTRA SEÑORA
QUIERE QUE LOS AYUDEMOS:
Nunca, nunca una
madre de esta tierra amó tan tiernamente a sus hijos fallecidos, nunca nadie
consuela como María busca consolar sus sufrientes niños en el Purgatorio, y
tenerlos con Ella en el Cielo. Le daremos gran regocijo cada vez que llevamos
fuera del Purgatorio a un alma.
LAS BENDITAS ÁNIMAS
DEL PURGATORIO NOS DEVUELVEN EL MIL POR UNO:
Pero qué podremos
decir de los sentimientos de las Santas Almas? Sería prácticamente imposible de
describir su ilimitada gratitud con para aquellos que las ayudan! Llenas de un
inmenso deseo de pagar los favores hechos por ellas, ruegan por sus
benefactores con un fervor tan grande, tan intenso, tan constante, que Dios no
les puede negar nada. Santa Catalina de Bologna dice:"He recibido muchos y
grandes favores de los Santos, pero mucho mas grandes de las Santas Almas (del
Purgatorio)".
Cuando finalmente son liberadas de sus
penas y disfrutan de la beatitud del Cielo, lejos de olvidar a sus amigos de la
Tierra, su gratitud no conoce límites. Postradas frente al Trono de Dios, no
cesan de orar por aquellos que los ayudaron. Por sus oraciones ellas protegen a
sus amigos de los peligros y los protegen de los demonios que los asechan.
No cesan de orar hasta ver a sus
benefactores seguros en el Cielo, y serán por siempre sus más queridos,
sinceros y mejores amigos.
Si los católicos solamente supieran
cuan poderosos protectores se aseguran con sólo ayudar a las Animas benditas,
no serían tan remisos de orar por ellos.