Nos preguntamos primero Si el culto de la Bienaventurada Virgen María tuvo su origen en la
entraña misma del cristianismo, o sea en el propio misterio de la
encarnación? dejaremos esta respuesta para el final.
Primero aclaremos los terminos:
Clases de culto: Hay tres clases de culto, por razón de la distinta dignidad de aquellos a quienes se ordena nuestra reverencia: a) De latría o de adoración, que es debido sólo a Dios, como soberano Señor y por su infinita excelencia. b) De dulía o de veneración, que es debido a los ángeles y a los santos por la excelencia de sus virtudes. Al honrar a los santos estamos honrando a Dios, puesto que Él se manifiesta en ellos y por ellos somos atraídos hacia El. El Concilio de Trento enseña la legitimidad de este culto, en contra de los protestantes que han querido ver en ello un modo de superstición (cfr. Conc. de Trento, DZ. 941, 952 y 984). c) Por último, el culto de hiperdulía o de veneración suprema, que es el culto debido a la Santísima Virgen en razón de su eminente dignidad de ser la Madre de Dios. La Sagrada Congregación de Ritos, Decreto del 1-VI-1884, dice: "Se debe a María un culto superior y eminente sobre los santos, en cuanto que es la Madre de Dios"; (cfr. Conc. Vat. II, Const. dogin. Lumenn gentiumi, n.66 y, S.Th., II-II, q.103, a.4.). [2]
Ahora veamos el lado protestante:
a) Algunos protestantes,
quienes cita Canisio, imaginaron que en el culto de María se fueron
introduciendo muchos elementos del paganismo, y suelen compararnos con
los idólatras, quienes públicamente veneraban a sus diosas y hasta le
dedicaban templos {1}..
b) Muchos racionalistas e
historiadores contagiados de racionalismo se atreven a afirmar que el
culto de la Virgen, Madre de Dios, trae su origen del culto que los
gentiles tributaban a sus diosas, y que fue introducido por los
neoconversos paganos que en el siglo IV ingresaron en la Iglesia.
“Cuando se nos dice, los paganos
entraron en masa a la Iglesia, ellos trajeron con ellos su mentalidad
idólatra… Sin embargo, esta mentalidad se mantuvo unida a las diosas
paganas, impregnada tan fuertemente que se manifestó por cualquier
camino que se les ofreció, y este camino desembocó en María. Mal servido
por el monoteísmo austero de la iglesia oficial, al culto y las
oraciones a la mujer, Madre de Jesús. María se convirtió en el sucedáneo
de la “diosa madre”, y nadie se atrevía a admitir que era una diosa
misma”{2}
{1} O. c., 1. v, c. 15 y {2} DA, Mariolatrie, fasc, 14.
Pero el culto de la diosa madre en el paganismo existió bajo dos formas:.
α) en forma naturalística, representando la vida y la fecundidad de la tierra en la gran madre o madre universal;
b) en forma
antropomórfica, presentando a la diosa madre bajo diversos nombres. De
aquí que nacieran varios tipos de diosas madre en distintas regiones,
como Isis en Egipto, Ishtar en Babilonia, Artemis en Efeso, Afrodita y
Cibeles en Grecia, Astarté en Francia, etc. {3}.
Este culto de la diosa madre,
principalmente en sus formas mitológicas, degeneró hasta llegar al
magismo, a ritos y prácticas obscenas y a todo género de inmoralidades.
{3} PHILIPS, Melunges Théologiques, REL, an. XXX, n. 6, mayo 1939; BRICOUT, Oú en est l’Histoire des Religions?, t. I, c. 2-7.
Entonces al ver esto como podes nosotros diferenciar esto si Maria no es diosa ni diosas madres, miremos entonces:
a) Las diosas madres de
los paganos eran por ellos veneradas como diosas y honradas con culto
idolátrico. En cambio, la Santísima Virgen ni ha podido ser tenida ni en
realidad se la ha tenido nunca como diosa; pues María no es diosa
madre, sino Madre de Dios; es decir, del Verbo encarnado, a quien
engendró verdaderamente, según la naturaleza humana; ni merece culto de
latría, propio de sólo Dios, sino de hiperdulía.
Por lo tanto, cuando ciertas mujeres
cristianas conocidas en la Arabia con el nombre de Coliridianas
veneraban a María como diosa, sacrificando y ofreciendo en su honor una
especie de masa de pan en forma de torta, costumbre que había
prevalecido en el culto pagano de Ceres {4}, San Epifanio reprendió este
exceso, diciendo: “Sea en verdad honrada la Santísima Virgen; pero sean
adorados el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nadie adore a María.
Aunque María es excelentísima, y santísima, y dignísima de honor, no por
eso, sin embargo, ha de ser adorada” {5}.
.b) Los misterios de las
diosas madres, en el paganismo, estaban llenos de inmoralidades, y los
sacerdotes paganos se entregaban en su culto a todas las obscenidades,
orgías y prostituciones. Todo lo cual está lejos y es absolutamente la
antítesis del culto de la Santísima Virgen, quien por su dignidad y
excelencia singularísima preséntase a sus devotos como el ejemplar de
toda pureza, santidad y sublime moral.
Por eso es frecuentísima en los Padres de
la Iglesia la reprobación de aquellas abominaciones gentílicas. Así lo
hace San Teófilo de Antioquía, diciendo: “Lejos esté de los cristianos
aun en el pensamiento de hacer cosas semejantes” {6}.
Y Tertuliano: “Os desprecian los cristianos… Avergüénzales a los cristianos vuestro error” {7}.
{5} Haer., 79. , {6} Ad Autol., l. III. y {7} Apol., c. 9.
la diferencia entre cristianos y paganos
es inmensa, como dice San Agustín: “Aunque el uso de algunas cosas
parece semejante entre nosotros y los gentiles, sin embargo, de modo
totalmente distinto usa de ellas el que las refiere a un fin diverso, y
las emplea para dar gracias a Dios, acerca del cual no profesa
perversidades y falsedades” {12}.
Ni habla de otro modo Leoncio, obispo de
Chipre, a quien cita Canisio: “Así como en Babilonia tenían los
israelitas órganos y cítaras y otros instrumentos, a semejanza de los
babilonios, si bien aquéllos para alabanza de Dios, éstos, en cambio,
para servicio del demonio, así ha de juzgarse también de las imágenes
gentiles y cristianas. Los gentiles las usan para el culto del diablo;
los cristianos, para alabanza y gloria de Dios” {13}.
{12} Contra Faustum, c. 23. y {13} O. c., l. v, c. 9
Buenos vimos algunos aspectos de ese paganismo que nada tiene que ver con el Cristianismo, el problema radica que los no catolicos solo leen apartes y lo que hacen es introducir sus doctrinas de hombres a unos fieles que solo aceptan lo que el hombre a dicho. Ahora veamos el Culto a María.
La Virgen María y el Niño Jesús. Finales del siglo II. Catacumbas de Priscila en Roma. Fuente: Wikipedia AMPLIACIÓN DISPONIBLE
El culto de la Bienaventurada Virgen
María trae origen de la misma sustancia del cristianismo, o sea, de los
misterios de la encarnación y redención, a los que está íntimamente
unida la maternidad divina de María y su consorcio redentor.
Esta tesis apenas necesita demostración,
ya que de lo dicho consta que las dos más poderosas razones del culto de
María, a saber, su maternidad, acompañada de la virginidad, de la
santidad y de las otras prerrogativas, y el consorcio con su Hijo en la
obra de la salvación de los hombres, están hondamente enraizadas en los
misterios de la encarnación y redención.
“La mayoría de los componentes actuales
de la mariología ya estaban bastante desarrollados y definidos en
víspera del Concilio de Nicea, la maternidad virginal de la concepción
humana pasó como artículo de fe en el Credo, fue reconocida la
maternidad divina y sólo había que confirmarla oficialmente, la
tradición relativa a la preservación de la virginidad es aceptada
universalmente, a lo menos como una creencia piadosa. Si la perfecta
santidad de María ha torturado por mucho tiempo a algunos teólogos, al
menos se admite desde el comienzo del párrafo la piadosa fidelidad en la
cooperación de María en la obra de la redención, que no se proclamó
antes de lo que lo hiciera San Ireneo…” {14}.
{14} Marie dans l’eglisse Antenicéenne, concl.
Más razones
1.° Es indudable que a la Santísima Virgen se le tributó veneración en la misma edad apostólica.
Cuando los apóstoles, después de recibir
el Espíritu Santo, se dispersaron por las distintas regiones del orbe
para predicar a Cristo, predicaron a la vez el culto y las alabanzas de
María, como dice San Cirilo de Alejandría en estas palabras: “Los
profetas te anunciaron y los apóstoles te celebraron con las más altas
alabanzas” {16}.
Y con razón, porque, como los apóstoles
conocían hondamente la eximia dignidad de la Madre de Dios, su
excelencia, su santidad, su pureza y todas las virtudes que en ella
resplandecían, y la profesaron singular afecto de piedad y reverencia,
era lógico, que enseñaran a los primeros cristianos a alabar y
glorificar, juntamente con el Hijo, a tan excelsa Madre.
{16} Hom. 6, Contra Nestorium.
Monumentos arqueológicos son las imágenes de la Virgen pintadas o esculpidas en las catacumbas romanas, de las cuales unas representan
a María sentada en alto trono y coronada de un nimbo o aureola, signo
que los primeros cristianos usaban como prueba de veneración; otros
presentan a María en medio de los apóstoles Pedro y Pablo, orando, con
los brazos extendidos, por el pueblo fiel {17}, señal de que los
primeros cristianos la tenían y veneraban como mediadora {18}. ver La Virgen María y el Niño Jesús. Finales del siglo II. Catacumbas de Priscila en Roma
{17}DUBLANCHY, DTC, t. IX, c. 2.441. y {18} S. ALAMEDA, La Virgen en la Biblia y en la primitiva Iglesia, p. III, sect. 2.
Otros testimonios de los Padres hablan de
María directamente, alabando su virginidad, como lo hacen San Ignacio
mártir {21}, San Justino {22}, San Ireneo {23}, Clemente Alejandrino
{24}, Orígenes {25}, San Gregorio Taumaturgo {26}, etc.; o su egregia
santidad como San Justino {27}, San Ireneo {28}, San Hipólito {29},
etc.; o su consorcio y cooperación a la obra de la redención, como San
Justino {30}, San Ireneo {31}, tertuliano {32}, etc.; o su poder de
intercesión, como San Ireneo {33}, San Gregorio Taumaturgo {34}, etc.
Todo lo cual contribuyó a que los fieles
no sólo amaran cada día más a la Santísima Virgen, sino que también se
encomendaran a su intercesión poderosísima.
Ni hay razón, por otra parte, para que
los fieles excluyeran a María de sus invocaciones, ya que invocaban a
los santos, principalmente a los mártires, desde fines del siglo II; por
lo cual dice Dublanchy:
Dado que bien se constató la invocación
frecuente de los santos, ¿es probable que María estuviera comprendida
dentro de esta invocación, cuyas prerrogativas especiales eran entonces
objeto de creencia universal?” {35}
{24} Strom., 7. , {25} Hom.14, In Luc., {26} Serm. in Nativit. Christi., {27} L. c., {28} Haer., 3-4, {29} Contra Noetum., {30} L. c., {31} Haer., 3-5, {32} De carn. Christi.
{33} Haer., 5., {34} L. c., {35} DTC, t. IX, col. 2.440.
Algo muy valido expuesto por San Andrés Cretense, cuando, al dar la razón de por qué los teólogos de
aquella edad habían dejado tan pocos escritos sobre la muerte de la
Virgen, dice: “Aquellos tiempos no permitían la exposición de estos
asuntos. Porque no era conveniente que al empezar a escribirse el
Evangelio, e inmediatamente de haber sido predicada la economía de la
encarnación, se discutieran y expusieran estas cosas, que en verdad
exigían más calma y estudio del que las circunstancias permitían” {36}.
{36} Serm. in Dormit. B. M. Virginis [1]
En la Sagrada Escritura a) El primer momento de veneración a María lo registra San Lucas. Es del Arcángel Gabriel cuando la saluda con reverencia diciéndole: "Dios te salve, María, llena eres de gracia" (Lc. 1,28).
b) Más adelante, Santa Isabel alaba a María cuando exclama: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí que la Madre de mi señor venga a visitarme? “ (Lc. 1,42 ss).
c) La misma virgen María profetiza, llena de humildad y de gozo: "He aquí que me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el Todopoderoso ha hecho maravillas en mí" (Lc. 1,47).
d) Luego, años más tarde, cuando Jesús hablaba, inesperadamente una mujer del pueblo grita con toda su alma: ¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron!" (Lc. 11,27).
e) Después de la Ascención del Señor a los cielos, los Apóstoles perseveraban en unión con María, la Madre de Jesús (cfr. Hechos 1,4).
Video: Madre de Dios, Autor Católico Felipe Gomez
Bibliografia:
[1] Estos apartes fueron tomados de: http://bibliaytradicion.wordpress.com/tradicion/del-origen-y-antiguedad-del-culto-de-la-santisima-virgen/
[2] http://www.mercaba.org/FICHAS/MAR%C3%8DA/culto_maria.htm
Preparado por Cesar Parra
Email: cesar@catolicosfirmesensufe.org
"Lucas 15:5 - 5 No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.»"
MI pueblo Muere por falta de conocimiento: Deja la pereza renuncia a esto, aprende, difunde, se semilla para otros hermanos, regresa a Dios, Jesucristo nuestro Señor y Salvador.