Milenios antes de Cristo, los campesinos trillaban el grano amontonando los haces de espigas sobre terreno duro, y haciendo pasar sobre ellos, una y otra vez, una yunta de bueyes describiendo círculos. Estos circuitos creaban un camino circular, al que los griegos daban el nombre de “halos” (halo), que significa literalmente “suelo circular para el trillado”. En el siglo XVI, cuando los astrónomos reinterpretaron la palabra, aplicándola a las aureolas de luz solar refractada alrededor de los cuerpos celestiales, los teólogos se la apropiaron para designar la corona que rodea la cabeza de un santo. Así, como observa un moderno historiador religioso, el halo o aureola combina tradiciones de la agricultura griega, la deificación romana de unos gobernantes megalómanos, la astronomía medieval y una antigua medida protectora contra la suciedad y las inclemencias del tiempo. - La aureola, llamada también nimbo, es un cerco en torno a la cabeza o a la figura del personaje con el que se manifiesta su santidad. Puede tener varias formas:
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